sábado, 4 de abril de 2009

VIOLENCIA Equipo 11



VIOLENCIA



CONCEPTO



La violencia puede definirse como
la respuesta corporal ante la imposición deseada de un daño
físico a otra persona o personas (Glasser, 1998).



La violencia y la agresión
parecen ser sinónimos, pero se distingue de la agresión
en que esta última cumple una importante y prehistórica
función biológica en la adquisición y defensa
del territorio.



Filósofos y psiquiatras
distinguen entre una:



Agresión benigna:
es una reacción espontanea y breve para protegernos del
peligro que nos acecha.



Agresión maligna:
implica el deseo de dañar a los demás por un placer
puramente sadista, esta también puede ser llamada violencia.



La violencia es una conducta
agresiva que tiene como intención causar daño físico
o psicológico.



Agresión sin violencia –
existe



Violencia sin agresión –
no existe



EPIDEMIOLOGÍA



Las conductas violentas son, de
manera alarmante, cada vez más comunes en nuestra sociedad y
se consideran en la actualidad un problema de salud pública.
Según las estadísticas del INEGI, esta causa de muerte
sigue siendo la segunda en adultos jóvenes (de 15 a29 años)
con 12.4% en el 2005, ocupando el segundo lugar después del
muy general apartado que engloba todas las defunciones por
“accidentes”, el cual abarca 31.1%.



Cerca del 10% del PBI en América
Latina y el Caribe se destina a gastos derivados de situaciones
violentas.



. La tasa regional es de 20
homicidios por 100.000 habitantes.



. El Banco Mundial y la OMS
estiman que los actos de violencia contribuyen en un 15% a la carga
mundial de enfermedad, sin olvidar que no existen indicadores
adecuados para medir su impacto total.



ETIOLOGÍA



Existen muchas teorías que
tratan de dar cuenta de la causa o la etiología de la
violencia.



La agresividad es un rasgo
biológico del ser humano y constituye una herramienta al
servicio de la supervivencia de la especie, que sin esta
característica no hubiera podido evolucionar ni perpetuarse
como tal.



Cerebro emocional:



El sistema límbico,
también conocido como el cerebro emocional, incluye un gran
número de estructuras conocidas como:



  • Hipotálamo:
    se localiza en el extremo superior del tallo cerebral. A su vez se
    conforma por una sección interna conectada con n sistema que
    nos tranquiliza, y una externa que esta ligada a la excitación
    cerebral. Puede ayudar a crear emociones básicas como la ira
    y el terror, además de estados positivos que van desde el
    placer moderado hasta el éxtasis, el hipotálamo
    influye sobre diversas emociones como el miedo, el disgusto y el
    placer


  • Hipocampo:
    es otra estructura de complemento a la amígdala y lo hace
    ayudando a que el cerebro se enfoque en los estímulos
    sensoriales y en la generación de emociones, ligado este a la
    memoria, a las imágenes y al aprendizaje, se encarga de
    conectar los recuerdos y las emociones con el fin de influir en la
    amígdala y el hipotálamo y, de este modo, participa en
    la regulación de emociones positivas y negativas.


  • Amígdala:
    esta localizada en la parte medial del lóbulo temporal. Se
    encarga de evaluar lo que sucede en el mundo exterior y de
    atribuirle un significado emocional a los estímulos
    medioambientales. Una vez que la amígdala procesa las
    emociones de este tipo, dirige al cerebro a que actúe para
    poder sobrevivir.


  • Tálamo:
    estructura neuronal que se origina en el diencéfalo (división
    del prosencéfalo en el embrión). Los estímulos
    dirigidos a la corteza cerebral son filtrados en el tálamo,
    quien decide si siguen o terminan su camino, calificándolos
    de triviales.


  • Corteza
    anterior del cíngulo (CAC):
    se encuentra localizada cerca
    de la corteza prefrontal, además de estar involucrada en la
    solución de problemas, participa en el autocontrol emocional,
    la solución de conflictos y el reconocimiento de errores.









Cerebro racional:


La
mayoría de las investigaciones sobre agresión y
violencia se han enfocado en las partes anteriores del cerebro que
incluyen los lóbulos temporales y frontales.


En
estos estudios se ha descubierto el importante papel que juega una
subdivisión de los lóbulos conocida como las áreas
prefrontales y situadas en la región más al frente de
ellos. Esta zona esta involucrada en la capacidad de abstracción
y la inteligencia, la planeación la inhibición de
conductas inapropiadas y la regulación de emociones.


La
corteza prefrontal se divide en corteza medial, dorsolateral y
orbitofrontal; se ha comprobado que alteraciones en esta última
producen conducta antisocial y violenta. La corteza prefrontal es el
área o centro de nuestra autoconciencia, y su desarrollo ha
permitido que la humanidad crezca.


Además
la corteza prefrontal esta conectada a cuatro áreas
principales:







  • La
    corteza premotora


  • La
    corteza de asociación posterior


  • el
    cerebelo


  • ganglios
    basales




Estas cuatro áreas
cerebrales están encargadas del control motor y de nuestros
movimientos. También la corteza prefrontal esta conectada con
nuestro cerebro emocional y gracias a estas conexiones, los lóbulos
frontales dirigen y guían nuestros pensamientos y nuestra
conducta y nos permiten lograr objetivos específicos. El daño
o disfunción en estas áreas ocasionan alteraciones del
comportamiento y deficiencias en lo relacionado con el control de
nuestro “cerebro emocional”.



Se ha comprobado que el sistema
límbico puede desencadenar una reacción de furia, de
afecto e incluso de hambre.



Violencia psicológica



El maltrato psicológico
se suele manifestar como un largo proceso en donde la víctima
no aprecia cómo el agresor vulnera sus derechos, cómo
le falta al respeto, la humilla y la víctima va
progresivamente perdiendo autoestima y seguridad en sí misma.



En el caso de parejas hay
una etapa de atracción o enamoramiento en la que la víctima
no se da cuenta de ciertas señales que no pasarán
desapercibidas para otros. Desde un control de la imagen, un sentido
de posesión exagerado o ciertas señales que conviene
hacer patentes para que la víctima no se vaya sumergiendo en
una situación de caos e indefensión.



Casi todos reconocemos
los insultos, las continuas comparaciones para descalificarnos, el
tono de voz duro y desagradable, un volumen alto con el ejemplo
clásico de los chillidos y gritos, la mirada fija, la risa
sarcástica y sabemos distinguir una cara de asco cuando nos
hablan. Estos signos a los que restamos importancia van provocando en
nosotros malestar interno y profundo.



Hay una relación
muy estrecha entre lo psicológico y lo social.



Factores sociales



Hay varios factores
sociales que influyen para que se produzca este tipo de conducta:



  • padres
    con una actitud crítica y negativa hacia el niño


  • padres
    que proporcionen poca supervisión y permitan al niño
    como forma de obtener poder


  • padres
    que utilizan tácticas de poder como el castigo, la amenaza y
    las explosiones violentas con el fin de lograr lo que desean. Con
    el castigo físico el niño aprende que la violencia es
    la forma mas aceptable de resolver problemas, en otras palabras, os
    niños agresivos serán adultos agresivos.


  • Agresión
    conyugal se relaciona con haber sido testigo de las agresiones
    mutuas de los padres


  • Ingresos
    bajos, la perdida de trabajo son factores de riesgo de violencia.


  • Vivir
    en guetos de barriadas o entre delincuentes aumenta también
    el riesgo.


  • El
    abuso de alcohol aumenta el riesgo de violencia


  • El
    consumo de estimulantes psicoactivos (cocaína, fenciclidina,
    anfetaminas, etc.) aumenta el riesgo de violencia.














Factores culturales



Los factores culturales
también pueden aumentar el riesgo de presentar actitudes
violentas, como:



  • Discriminación


  • Machismo


  • Racismo


  • Diferencias
    de género




La violencia cultural se
refiere a los aspectos de la cultura que aportan una legitimidad a la
utilización de instrumentos de violencia.



Otros factores que pueden
influir son:



  • Trastornos
    genéticos
    : alteraciones en un gen llamado THP, que impide
    el procesamiento de la serotonina que obstaculiza el control de
    impulsos agresivos.


  • Trastornos
    fetales
    : el síndrome fetal alcohólico (donde la
    madre ingiere grandes cantidades de alcohol durante el embarazo)
    padecen dañar centros neurológicos donde se procesa el
    control de impulsos violentos.


  • Daños
    fisiológicos
    : golpes y traumas que dañan el lóbulo
    frontal del cerebro parecen favorecer la presencia de conductas
    violentas al disminuir la actividad neurológica en esa zona
    reduciendo el autocontrol.


  • Trastornos
    hormonales
    : la sobreproducción de testosterona parece
    inducir conductas potencialmente homicidas.


  • Trastornos
    mentales
    : la presencia de enfermedades como esquizofrenia y la
    psicosis son puertas abiertas al desarrollo de acciones agresivas.









Los agresores se
caracterizan por:








  1. Una situación
    social negativa, siendo incluso rechazados por una parte importante
    de sus compañeros, pero están menos aislados que las
    víctimas, y tienen algunos amigos, que les siguen en su
    conducta violenta.









  1. Una acentuada tendencia
    a la violencia, a dominar a los demás, al abuso de su fuerza
    (suelen ser físicamente más fuertes que los demás).
    Son bastante impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja
    tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas,
    relaciones negativas con los adultos y bajo rendimiento; problemas
    que se incrementan con la edad.









  1. Su capacidad de
    autocrítica suele ser nula; en relación a lo cual cabe
    considerar el hecho observado en varias investigaciones, al intentar
    evaluar la autoestima de los agresores, y encontrarla media o
    incluso alta.









  1. Entre los principales
    antecedentes familiares de los escolares que se convierten en
    agresores típicos suelen destacarse: la ausencia de una
    relación afectiva cálida y segura por parte de los
    padres, y especialmente por parte de la madre, que manifiesta
    actitudes negativas y/o escasa disponibilidad para atender al niño;
    y fuertes dificultades para enseñarle a respetar límites,
    combinando la permisividad ante conductas antisociales con el
    frecuente empleo de métodos coercitivos autoritarios,
    utilizando en muchos casos el castigo físico.









  1. La situación de
    agresor es mucho más frecuente entre los chicos que entre las
    chicas, y suele mantenerse muy estable, o incrementarse a lo largo
    del tiempo; especialmente en la pre-adolescencia.









DIAGNOSTICO



El paciente violento.



Una vez que se establecen
sospechas de que individuo presenta características
psicopatológicas asociadas a su modo de ser, de comportarse,
expresar sus sentimientos, etc., lo primero que hay que resolver la
omnipresencia de tales características. Para ello es
necesario:




  • Indagar la amplitud o
    extensión de tales comportamientos y sentimientos, esto es,
    se abarcan muchos como pocos aspectos de la vida cotidiana en
    individuo.



  • Averiguar si estas
    características anormales son deberá medir
    independientes a las situaciones, contextos, circunstancias,
    experiencias, etcétera., quieran ido atravesando el devenir
    vital de las personas, o si por el contrario son más bien
    respuestas momentáneas a problemas y circunstancias muy
    específicas.



  • Intente ubicar sus
    rasgos anormales en un continuo quería desde “muy a
    menudo” hasta “sólo a veces”.




La evaluación y el
diagnóstico de estos trastornos es una tarea muy compleja, que
requiere considerar múltiples aspectos de la vida del
individuo, y no solamente los problemas y/o quejas específicas
que motiva la consulta con el especialista.










    • Evaluación:
      una de las situaciones más conflictivas con la que se puede
      encontrar un médico de atención primaria es el
      paciente violento.










  • La mayoría de las
    conductas violentas que existen en la sociedad actual no son debidas
    a enfermedades mentales, y quienes las realizan no pueden ser
    consideradas como enfermos.



  • Se puede clasificar
    paciente violento en cuatro categorías:





  • Aquellos que tienen un
    trastorno psiquiátrico diagnosticable.



  • Aquellos que tienen un
    trastorno neurológico u orgánico que provoca una
    conducta violenta.



  • Aquéllos
    experimentan impulsos violentos, que no son deseados y solicitados
    ayuda para contenerlos.



  • Los que presentan
    intoxicación o un síndrome de abstinencia debidos a
    alguna substancia psicoactiva.











    • Entrevista: si
      el paciente es mínimamente abordable, éste sea de
      intentar controlar la situación en una entrevista en aquel
      médico debe caracterizarse por:











  • Mostrar interés:
    no humillar paciente o hacerle sentirse rechazado.



  • Desarrollar cierta
    relación personal antes de formular preguntas específicas
    sobre la violencia.



  • Aseguran paciente que se
    va intentar todo lo posible para ayudarle a controlar sus impulsos
    violentos.



  • En el caso de pacientes
    paranoicos, entrevistarlos como si uno mismo y el paciente
    estuvieran experimentando conjuntamente el problema.











    • Valoración
      neuropsicológica:
      examina la integridad del
      funcionamiento cerebral a través del rendimiento de las
      personas frente a tests objetivos y estandarizados.










La sociedad de
psiquiatría ha identificado diversos trastornos de la
personalidad asociados con la violencia, se clasifican en tres
subtipos (o grupos) e incluyen los siguientes:



Cluster
A (
personalidad
extraña/excéntrica)
:



  • Tipo
    paranoide
    : es un patrón de desconfianza y suspicacia que
    hace que se interprete maliciosamente las intenciones de los demás.


  • Tipo
    esquizoide
    : corresponde a un patrón de desconexión
    de las relaciones sociales y de restricción de la expresión
    emocional.


  • Tipo
    ezquizotípico
    : implica un patrón de malestar
    intenso e las relaciones personales, distorsiones cognoscitivas o
    perceptivas, y excentricidades del comportamiento.




Cluster B
(personalidad dramática/errática):



  • Tipo
    antisocial
    : es un patrón de desprecio y violación
    de los derechos de los demás.


  • Tipo
    histriónico
    : constituye un patrón de emotividad
    excesiva y demanda de atención.


  • Tipo
    narcisista
    : es un patrón de grandiosidad, necesidad de
    admiración y falta de empatía.


  • Tipo
    litiforme
    : las personas ven a los demás en blanco y
    negro, frecuentemente colocan a una persona en un pedestal y después
    lo consideran lo peor de los seres humanos. En este trastorno
    también esta sujetos a explosiones de agresión y
    periodos transitivos de paranoia o psicosis. Las
    personas que tienen personalidad limítrofe a menudo creen que
    los cuidados que recibieron durante la infancia fueron insuficientes
    y, por consiguiente, buscan incesantemente más atención
    de los demás en su etapa adulta. Esto lo pueden lograr
    manipulando a los demás, lo cual a menudo los deja
    sintiéndose vacíos, enojados y abandonados, sensación
    que puede llevarlos a un comportamiento desesperado e impulsivo.




Cluster C
(personalidad ansiosa/inhibida):



  • Trastorno
    de la personalidad por evitación
    : un patrón de
    inhibición social, sentimientos de incompetencia e
    hipersensibilidad a la evaluación negativa.


  • Trastorno
    de la personalidad por dependencia
    : que corresponde a un patrón
    de comportamiento sumiso y “pegajoso” relacionado con
    una excesiva necesidad de ser cuidadoso.


  • Trastorno
    obsesivo-compulsivo de la personalidad
    : caracterizado por una
    preocupación constante por el orden, el perfeccionismo y el
    control.









TRATAMIENTO



Intervenciones
terapéuticas



La mayor parte de las
personas violentas o acuden por si mismas al psiquiatra para recibir
tratamiento. Las intervenciones que los psiquiatras efectúan a
las personas violentas tienen su origen en las evaluaciones que hacen
en urgencias o en actos forenses.



La psicoterapia dinámica
tiene escasa utilidad en las personas violentas o muy impulsivas.
Puede tener cierta efectividad en las personas con capacidad de
remordimiento y con malos tratos físicos que no hayan
amenazado la vida de sus victimas.



Por lo que respecta a los
pacientes violentos que aun son tributarios de la psicoterapia
verbal, ha demostrado ser mejores los métodos
cognitivos-conductuales.



Estos tratamientos bajos
suelen realizarse en grupos, especialmente en los pacientes presos.



En el régimen
ambulatorio, existen grupos para cónyuges que pegan a sus
parejas, aunque solo son útiles si existe motivación,
perseverancia y remordimiento por parte de la pareja violenta.



Dado que la gran mayoría
de las personas violentas abusan de alcohol o de otras sustancias, a
menudo para animarse frente al acto que van a cometer, es importante
que se afilien a un programa de dos etapas (p.e. alcohólicos
anónimos, drogadictos anónimos, etc.), ya que de otro
modo otras intervenciones terapéuticas esta destinadas al
fracaso.



Sea cual sea la
intervención que se efectúe, la principal tarea a
llevar a cabo para ayudar al paciente violento es interrumpir el
hábito de la violencia a través de una expansión
de su intervalo de opciones de conducta hasta entonces extremadamente
estrecho.



Intervenciones
psicofarmacológicas



Siempre cuando los
pacientes afectados de trastornos de la personalidad quieran tomar
fármacos, existen actualmente medidas farmacológicas
que son muy útiles para el control de muchas formas de
conducta violenta.



Uno de los primeros
agentes de efectividad general demostrada en los pacientes violentos
ha sido el litio.



PREVENCIÓN



El doctor Youngerman-cole
propone las siguientes opciones para prevenir la violencia:



  • En
    ves de recurrir a la violencia, busque otras formas de resolver
    conflictos.


  • Enseñe
    a sus hijos que la violencia no es la forma para solucionar
    conflictos.}


  • Proporcione
    disciplina con amor y consistencia.


  • Cuando
    necesite corregirlos no los golpee ni los amenace.


  • Si
    necesita ayuda para disciplinarlos busque orientación con un
    psicólogo.


  • Limite
    la exposición de sus hijos a la televisión, películas
    y videojuegos violentos.


  • No
    guarde armas en su casa, sobre todo si usted vive con personas que
    han amenazado con suicidarse, que suelen comportarse violetamente o
    que tienen problemas con las drogas y el alcohol.


  • Si
    es necesario que tenga un arma, nunca la guarde cargada y trate de
    que las balas estén en un lugar alejado y seguro.


  • Este
    pendiente de las señales de advertencia, como las borracheras
    o las amenazas.


  • Si
    no tiene forma de saber cuando ocurrirá la violencia, tenga
    un “plan de escape” que pueda usar en una emergencia.


  • No
    acepte la violencia. Si usted o un miembro de su familia acaba de
    ser victima de malos trato físicos, este consciente de que el
    abuso y la agresión son un crimen.


  • Busque
    ayuda si le preocupa el comportamiento violento de un familiar,
    amistad o compañero de trabajo o si usted miso tiene un
    problema de ese tipo.


  • Si
    sospecha que un niño esta muy descuidado o es victima de un
    abuso o de malos tratos, o si l niño le dice que esta en esta
    situación busque ayuda en grupos de apoyo.














TRANSCULTURACIÓN








El etnógrafo
cubano Fernando Ortiz fue el primero que acuño el término
transculturación en 1940.



Ortiz explica el uso de
su neologismo como sigue:



Soy de la opinión
de que la palabra transculturación expresa mejor las
diferentes fases del proceso de transición de una cultura a
otra, porque este no consiste solamente en la adquisición de
otra cultura (aculturación), pero el proceso también
implica la pérdida o el desarraigo de una cultura anterior
(desculturación). Además, lleva la idea de la
consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales
(neoclturacion).



La transculturación
refleja la tendencia natural de las personas para resolver los
conflictos a través del tiempo, en lugar de exacerbar de
ellos.



En sentido general, la
transculturación se refiere a la guerra, los conflictos
étnicos, el racismo, el multiculturismo, el matrimonio
interracial y cualquier otro de una serie de contextos que se refiere
a más de una cultura.



La transculturación
es un hecho o proceso mediante el cual los rasgos propios de una
cultura son asumidos por otra y en muchos casos inconscientemente
asumidos como propios.



Cultura



La cultura se define como
un conjunto de normas o patrones de comportamiento, significados,
estilos de vida y valores que comparten y utilizan los miembros de
un grupo humano determinado. Incluye variables como relaciones
sociales, idioma, religión, principios éticos,
tradiciones, tecnología, normas legales e incluso teorías
financieras.



Con frecuencia se
analizan dos nociones que se enfrentan a la definición de
cultura:



  • La
    Raza:
    es un término que agrupa fundamentalmente a los
    individuos sobre la base de unas características fisionómicas
    (p.e. altura, color de piel, rasgos faciales, etc.).


  • La
    etnia:
    supone la diferenciación, distinción e
    identificación de los grupos a partir de un origen histórico
    y/o geográfico común; refleja la sensación de
    pertenencia. Autoimagen y vida intrapsíquica y forma la base
    de la identidad a través de su influencia sobre el desarrollo
    de la personalidad.




Las perspectivas clínicas
sobre los trastornos de la personalidad pueden variar de unos países
o regiones del mundo a otros.



ETIOLOGÍA








Los trastornos de la
personalidad se caracterizan por patrones maladaptativos,
persistentes, relacionados con diversos mecanismos sociales,
psicológicos, neurocognitivos y genéticos.



La cultura tiene una
función etiopatogénica en intima interacción con
los factores biológicos e influye en las estructuras
cognoscitivas-perceptuales, la regulación de la impulsividad,
la agresividad y la estabilidad afectiva, que son áreas que,
cuando están alteradas o desorganizadas, dan lugar a las
manifestaciones comportamentales y emocionales de los trastornos de
la personalidad.



Diversas situaciones y
fuentes patogénicas basadas en la cultura durante todo el
ciclo de desarrollo contribuyen a la articulación global de
los trastornos de la personalidad:



  • Practicas
    de la crianza de los hijos: las experiencias infantiles siguen
    actuando en fases posteriores de la vida tanto a nivel biológico
    como psicológico. Las prácticas de crianza de los
    hijos están dictadas sólidamente por normas culturales
    transmitidas de generación en generación.


  • Experiencias
    de base familiar: el maltrato físico y sexual infantil en el
    seno de la familia y las relaciones negativas con los padres los
    cuidadores ( y posteriormente con la pareja o cónyuge) son
    episodios bien conocidos de los antecedentes personales de los
    pacientes con trastorno limite de la personalidad (TLP) y otras
    categorías de los clusters B y C. en las culturas en las que
    se reverencia la familia y las jerarquías interfamiliares
    están bien establecidas, el riesgo del grupo de padecer
    trastornos de la personalidad del tipo cluster C es mayor. La
    familia y n medio cultural también pueden contribuir a la
    aparición de los trastornos de la personalidad,


  • Religión:
    se centra en la ambivalencia del deseo y el impulso de sus posibles
    seguidores, influyendo directamente de esta manera en 3 aspectos
    diferentes del proceso de construcción de la identidad:
    experiencias colectivas y simbólicas, simbiosis madre-hijo y
    la corporeidad y sensualidad aun << no civilizadas>>de
    un niño. Las personalidades que se han desarrollado bajo las
    rígidas reglas católicas, p.e. ponía el énfasis
    en la culpa y la vergüenza como respuesta a los pecados
    percibidos, pueden mostrar características que predisponen a
    estas personas a padecer estos trastornos.las experiencias
    religiosas, además de los procesos de persuasión
    política y reclutamiento se han denominado <<
    mecanismos de lavados de cerebros>> y pueden muy bien haber
    actuado en la patogenia de los trastornos de la personalidad en
    diferentes periodos históricos


  • Influencias
    sociales: la influencia divisora de los cambios socio culturales
    rápidos (es decir, la disminución de la potencia de
    instituciones en otro tipo reparativas) que ya no compensan las
    diferencias tempranas del desarrollo e intrafamiliares. Miembros de
    culturas individualistas muestran mayores tendencias a la
    automatización que los de cultura colectivistas. Los
    trastornos de personalidad son mas frecuentes en entornos urbanos
    que en entornos rurales, lo que probablemente refleja los efectos de
    una tensión mas acusada en la vida diaria de las vidas
    urbanas.


  • Episodios
    vitales: los pacientes con u trastorno de la personalidad han
    experimentado episodios verbales (episodios culturales) mas
    frecuentes e intensos, como incesto, como acoso sexual, violencia
    domestica, intento de suicidio y abuso del alcohol, tranquilizantes
    y otras sustancias, que la población general.


  • Factores
    económicos: el énfasis en el materialismo, los logros
    marxistas y la competitividad pueden dar lugar a la quiebra de los
    valores en la mayoría de las culturas asociadas al
    contentamiento o paz interior. Por el contrario, las estructura
    socioeconómicas feudales y coloniales, residuales en las
    denominadas sociedades en desarrollo, y el caos que crea en la
    discriminación contra los valores indígenas y el vacio
    post-colonial, presentan u obstáculo inmenso al desarrollo de
    las personalidades individuales autónomas y de relaciones
    sociales eficaces.




DIAGNOSTICO



La influencia en el
entorno social y cultural en el proceso diagnostico psiquiátrico
es innegable



Es pertinente recordar
que el concepto enfermedad, la ciencia de la epidemiologia y el
perfeccionamiento del método científico, el énfasis
en el empirismo y la aceptación o el rechazo de las hipótesis,
se originaron en la cultura occidental; la mayor parte de los
aspectos de la exploración del estado mental y de la
asignación de etiquetas diagnosticas, el diagnostico y la
clasificación de las personalidades, los temperamentos y los
trastornos de la personalidad son todos ellos conceptos occidentales.
Además, la variación continua de las normas culturales
puede dar lugar a la << normalización >> de
trastornos de la personalidad descritos previamente.



Algunos autores postulan
que todas las categorías de los trastornos de la personalidad
pueden ser la consecuencia de un intento erróneo de
medicalizar algunos estilos comportamentales, y que es un artefacto
de abordaje occidental reduccionista. De manera ideal, un terapeuta
con información cultural evitara los riesgos duales de
establecer estereotipos y de trivializar el comportamiento humano y
será capaz de distinguir entre los estilos de personalidad y
los trastornos de la personalidad.



Los dos sistemas de
clasificación y diagnostico mas influyente de esta época,
son el DSM-IV-TR y CIE-10, tienen una relevancia cultural mayor que
cualquiera de sus predecesores. En la utilización sistemática
de la formulación cultural incluida en el DSM-IV-TR que
permite la descripción de la identidad cultural del paciente,
su modelo de comprensión y explicación de los síntomas,
la naturaleza y el funcionamiento del entorno psicosocial y la
relación con el terapeuta o el agente profesional. La
utilización de la formulación cultural no solo
permitirá prevenir las etiquetas erróneas, si no que la
mayoría de los casos hará posible una caracterización
contextual mas adecuada de los síntomas y comportamiento de
los pacientes que tienen trastorno de la personalidad.



EVALUACION DIAGOSTICA
CLINICO-CULTURAL



El terapeuta y el
paciente tienen concepciones previas sobre las causas, las
interacciones terapéuticas y el resultado final de la
enfermedad en estudio.



El terapeuta competente,
sensible a los aspectos culturales intentara utilizar un lenguaje
sencillo y accesible compatible con el fondo cultural, la
sofisticación psicológica y las necesidades emocionales
del paciente. En esta conexión el terapeuta habría bien
de familiarizarse con su forma en la que el paciente se relaciona con
sus familiares y los demás.



El terapeuta debe mirar
atentamente al paciente e intercambiar palabras y frases con el
intérprete de una manera amistosa, pero al mismo tiempo muy
profesional. A su vez, el intérprete debe intentar aclarar el
propósito y el sentido de la pregunta, pero debe evitar
deliberadamente introducir sus propias percepciones en el proceso. El
terapeuta también debe de prestar atención al
componente afectivo de la postura clínica del paciente.



En este contexto y en
otros aspectos de proceso diagnostico, un abordaje fundamental para
el terapeuta es no poner en duda ni refutar las creencias culturales
que se entre ven durante la entrevista. El terapeuta debe recordar
que estas afirmaciones reflejan creencias y valores que el paciente
puede estar o no acostumbrado a compartir y que le pueden exponer a
dudas, criticas o interpretaciones erróneas.



La parte mas importante
de esta fase de la evaluación para el terapeuta es intentar
encontrar equivalentes culturales de los síntomas o síndromes
del paciente mostrando también un deseo de responder
preguntas, independientemente de lo simplificadas, tópicas o
inadecuadas que puedan padecer.



TRATAMIENTO



Al igual que en otras
enfermedades psicopatológicas, el tratamiento de los
trastornos de la personalidad desde una perspectiva cultural incluyen
una utilización tanto:



  • Psicoterapia:
    el reconocimiento de un contexto cultural dual en el centro
    psicoterapéutico es esencial para el éxito de la
    intervención. La contextualización también se
    aplica en el contexto en el que tiene lugar la experiencia
    terapéutica: se puede conseguir un mejor ajuste social
    administrando el tratamiento dentro del hábitat social
    natural del paciente. Gaw enumero los factores culturales que todo
    psicoterapeuta o asesor debe tener en cuenta para tener éxito;
    incluye procesos ligados a la cultura en la transferencia y en la
    contratransferencia, y aspectos micro y macro sociales.


  • Etnopsicofarmacología:
    un nuevo campo en la psicofarmacología es el abordaje de las
    singularidades culturales y biológicas de los grupos étnicos
    de la población blanca. Desde la década de 1980 muchos
    estudios han descrito diferencias no solo las respuestas clínicas
    y en la presencia o ausencia de efectos adversos graves o leves, si
    no también en distinciones especificas de patrones
    metabólicos y en la base genética de estos procesos.
    Lamentablemente, hay escases de los estudios de las intervenciones
    etnopsicofarmacológicas en los trastornos en los pacientes
    con trastorno de la personalidad. Diferentes grupos étnicos
    que posiblemente posean distintas dotaciones genéticas pueden
    metabolizar los medicamentos de varias maneras y puede mostrar
    variaciones en relación con el momento de la respuesta
    inicial. Se deben tener en consideración otros factores que
    contribuyen al metabolismo de los fármacos entre los que se
    encuentran comportamientos determinados culturalmente como la dieta,
    el consumo de tabaco y de café alcohol, sustancias de
    herboristería y otros agentes.



























martes, 31 de marzo de 2009

Institucionalizacion y marginacion. Eq 9



Institucionalización







Afuera de las instituciones







Como casi todas las cosas, el concepto
de enfermedad mental fue variando en el tiempo. Hoy a la mayoría
de los enfermos mentales no se los quiere llamar enfermos,
marginándolos así del magro amparo.







En el principio no existían
manicomios. Los primitivos creían que los factores
sobrenaturales al actuar sobre el individuo le producían los
trastornos mentales. De allí que los trataran de curar por
medio de la magia, mediante cantos, danzas, plegarias, imprecaciones.
Diversos intentos de explicación se han encontrado en los
escritos dejados por Hipócrates, Galeno, Celso y otros.







Pero estas narrativas no resultaron
convincentes. En el período llamado renacentista de lo que ha
llegado a ser nuestra cultura, y hasta bien entrada la Modernidad en
muchos lugares, se los miraba como hechiceros, se los perseguía,
torturaba o hasta se los enviaba a la hoguera. Al enfermo mental en
ese período lo consideraban endiablado o enviado del Diablo.



Una piedra en la cabeza, una condena
del alma, una posesión diabólica, un encantamiento, un
delito, una conducta antisocial, un vicio... todas estas cosas han
definido a la locura a lo largo de la historia y, sorprendentemente,
algunos de estos calificativos han perdurado hasta hace bien poco. De
hecho, se puede asegurar que nos encontramos sólo en los
albores de la consideración del deterioro mental como
enfermedad. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad y
en la mayoría de las civilizaciones, a los trastornos
psíquicos se les ha considerado una condena; a los enfermos,
culpables; y a los encargados de su atención, inquisidores,
cuya misión era librar a la sociedad del mal.







Precisamente, el origen del estudio de
la locura está íntimamente ligado a la religión.







Siempre ocurrió que no eran
locos todos los que estaban, pero hoy es más cierto que nunca
eso de que tampoco están todos los que son. Aunque, tal vez se
insista, ¿un noventa o noventa y cinco por ciento excluídos
del manicomio? ¿Hay tantos psicóticos con compromiso
orgánico? ¿Dónde están todos esos?







En la calle. ¿No los ve? Será
que los medios de comunicación no los presentan demasiado
seguido, o salen sólo como anécdota, o que los
presentan en medio de otras novedades más entusiasmantes y por
eso aún falta para que se los "construya socialmente".
Serán cuestión de preocupación en
planificaciones turísticas; neuropsiquiátricamente
están desinstitucionalizados y se los excluye de las
estadísticas. No los queremos considerar enfermos. Pero
pacientes de estos cuadros que antes hubieran sido "asilados"
hoy están juntando y vendiendo basura ("requecheo" o
cartoneo, formidable negocio para otros) o mendigando tal vez con
reparto de baratijas en el transporte público ("bondeo":
actividad desprotegida pero que deja altos ingresos) para correr a
intoxicarse enseguida con las drogas emergentes de bajo costo,
neurológicamente las más deletéreas a la vez que
más baratas: el ahora famoso "paco", el éxtasis,
el muy asequible pegamento, lucrativamente distribuídas a los
multitudinarios sectores más carecientes de la población.
Ocurre que no los construímos socialmente como psicóticos
neuropsiquiátricos, enfermos con serio compromiso orgánico
para quienes la psicoterapia es existencialmente indispensable pero
incapaz de rehabilitarlos.







La desmanicomialización tuvo
éxito, diría un cínico; ahora los manicomios
apenas atienden una fracción mínima de los psicóticos
con organicidad. Los demás, la mayoría, se mezclan con
excluídos sociales que son sólo neuróticos
(cuentan, por ello, con alguna posibilidad de atención
institucional) y con personas sin patología especial pero
marginadas. A aquella mayoría de psicóticos con
organicidad no los consideramos enfermos. Hasta en más de un
claustro universitario se desoiría a quien pretendiese
declararlos así: "no es la calle salvaje, sino la
ordenada institución llamada hospital la que cuando yo me
reciba a cambio de mi salario ha de entregarme pacientes
neuropsiquiátricos bañados y contenidos, para que yo
les provea curativa terapia".











Accediendo a la institucionalización







Tan horrible suerte atrajo la
caritativa reacción de algunos que, aun sin controvertir que
el desamparo proveniese de la misma inhabitación demoníaca,
sintieron la necesidad de reducírselo. De pura compasión,
pues, comenzaron en la misma época a fundar en Occidente los
hospitales para alienados. La cultura árabe los tenía
desde antes. Pero recién desde el siglo XVII comenzamos a
considerarlos enfermos.







No obstante, aun entonces se los tenía
por incurables: no se advertía la existencia ni se imaginaba
la posibilidad de elaborar alguna praxis específica ni
médica, ni mucho menos comunitaria o capaz de eludir el
asistencialismo eficaz para prevenir la locura, o para rehabilitar a
todos o parte de tales dolientes. Tenidos por enfermos pero
considerados incurables, estimóse lógicamente que todo
loco, que por variados motivos no pudiera ser dejado en la calle,
habría de terminar sus días en asilos o prisiones.







Durante toda la Edad Media, gran parte
del Renacimiento y, en algunos lugares, incluso hasta el siglo XVIII,
la locura fue terriblemente incomprendida. El tratamiento de los
enfermos lo realizaban principalmente los clérigos en los
monasterios. En un primer periodo, el cuidado exigía un trato
humanitario y respetuoso, aunque el estudio de las causas del mal se
abandonó en manos de la superstición y las creencias en
la posesión demoniaca. Pero, con el transcurso del tiempo, la
visión caritativa del tratamiento mental se fue endureciendo
hasta convertirse en habituales de los exorcismos, las torturas y los
encierros en calabozos.







En este negro panorama, no dejaron de
aparecer ciertas excepciones. Así, San Agustín acepta
que la razón puede modificar los trastornos del ánimo
mejor que la fuerza, y Santo Tomás de Aquino reconoce que el
alma no puede enfermar y, por lo tanto, la locura debe ser un mal
relacionado con el cuerpo, susceptible de tratamiento.











El primer hospital
psiquiátrico del mundo fue fundado en 1490 en valencia,
España.. desde entonces y hasta el siglo xix convivieron en
esos centros “enfermos veneros, libertinos, homosexuales,
blasfemos, alquimistas, hechiceros, suicidas y locos”







En las ultimas décadas los
métodos empleados en los enfermos mentales han mejorado tanto
en el aspecto medico como humano. los tratamientos biológicos,
como el electrochoque, el choque de insulina y los psicofármacos
han permitido que las escenas de enfermos agitados y peligrosos
disminuyan.







En los años setenta una
corriente denominada antipsiquiatría busco formas mas humanas
de tratar a los enfermos.















El panorama intrainstitucional







Ahora, en infortunada pendulación,
con el reciente incremento del desamparo comunitario, la violencia
social y el consecuente auge de los enfermos internados llamados
"sociópatas", la asistencia intrainstitucional a
buena parte de los psicóticos con cuadros neuropsiquiátricos
(es decir, detectable organicidad) ha vuelto a requerir consideración
criminológica – apenas despojada entre nosotros del
añejo énfasis de la Liga de Higiene en la herencia
genética, énfasis que reflorece en otras latitudes. La
nueva consideración criminológica se hizo forzosa ante
la capacidad, de estos psicóticos con organicidad, de
asociarse dentro del hospicio para procurarse escape vicario
(estupefacientes) y recursos como poder interno y dinero. La
asociabilidad en los pacientes clásicos era mucho más
reducida.







En este momento, en cambio, la
asociabilidad creció tanto que se hace prioridad cohartar la
formación intrainstitucional de bandas delictivas que
conspirarían contra la asistencia, asumiendo el efectivo
control del hospital si se lo permitiera. Aunque es claro que no
corresponde imputarles culpa ni punirlos con castigos, nuestro
problema actual (escribimos en marzo de 2006) es que no podemos
seguir idealizando a los enfermos mentales internados como personas
tocadas por el genio y separar la actual población de
pacientes neuropsiquiátricos de las inconductas y delitos
aparejados a su condición clínica.











La comunidad recurre al Hospital
Psiquiátrico para la internación de pacientes que son
Derivados por: 50% otros hospitales, 25% médicos que atendían
al pacientes, 25% Poder Judicial de la Nación.







Ingresan: Por la elección de la
familia 60%, Por intervención policial . 20%, Por derivación
judicial 10%, Por autointernación.10%







Los pacientes eligen el Hospital para
la internación: un 20% no elige el hospital psiquiatrico, el
80% que sí eligió el hospital. lo hizo en un 50% por la
buena atención y por considerarlo un hospital especializado,
el 25 % por falta de recusos económicos y el 25% porque la
familia lo conocía o tenía referencias de él.







A diferencia de otros hospitales, todo
el hospital psiquiátrico como institución se transforma
en un agente psicoterapéutico de gran eficiencia en
profundidad y amplitud por lo tanto está expuesto a padecer de
aquello que debe enfrentar: la locura con su progresivo deterioro y
cronicidad y estos problemas se hacen más agudos en las
instituciones que atienden enfermos mentales. Si bien hoy, el
objetivo principal es la estabilización de los enfermos
mentales y propiciar su enlace con la sociedad, debe diferenciarse
muy bien de aquello que le propone la estructura asilar para lo que
fue creado. pues " El asilo tiene en su organización la
misma alienación que sus pacientes" (3) Cosificación,
pérdida de identidad, contactos sociales empobrecidos,
monotonía con fuerte deprivación sensorial,
empobrecimiento y vaciamiento de su condición humana. ( signos
también de la estructura psicótica con la que trabaja)























Antipsiquiatría y
desinstitucionalización







La reclusión de los enfermos
mentales en asilos y el inicio de algunos tratamientos empíricos
determinaron una brecha importante en la comunicación entre el
médico y el paciente mental que confluyó en un
movimiento heterodoxo dentro de las diferentes corrientes médicas
denominado Antipsiquiatría. Esta corriente, opuesta al modelo
impositivo, surge a mediados del siglo XX como respuesta al proceso
de exclusión social sufrido por los enfermos mentales y al uso
controvertido (aunque en ocasiones eficaz) de nuevos métodos
terapéuticos como la Terapia electroconvulsiva (electroshock),
los comas insulínicos, las termoterapias de choque, la
implementación de la técnica quirúrgica de la
lobotomía, etc.



David Cooper en 1967 propone el
término de antipsiquiatría para referirse a un
movimiento o corriente de pensamiento psiquiátrica opuesta a
estos métodos cuya base se sustentaba en la abolición
del "yo" del paciente, y a una concepción a su
juicio excesivamente biologicista de la enfermedad mental. Ronald
Laing, el gran abanderado de la antipsiquiatría, llega a
firmar que el origen de la esquizofrenia estaba en una infancia
determinada por unos padres excesivamente intrusivos o disrruptores
en la formación de la personalidad, atribuyendo a esta
enfermedad, por tanto, la posibilidad de tratamiento mediante
psicoterapia. Otras figuras de esta corriente como el psiquiatra
Thomas Szasz llevaron al extremo sus postulados, afirmando que en
muchos casos la locura o la enfermedad mental son etiquetas impuestas
por convenio para controlar toda desviación de la convención
social.19 Tras un largo período de desencuentro la psiquiatría
oficial y la antipsiquiatría confluyeron en una corriente
psiquiátrica que finalmente se desentendió de la mayor
parte de los tratamientos criticados por esta última
(actualmente sólo persisten unas indicaciones muy limitadas y
restrictivas para el empleo del electroshock, habiendo desaparecido
en psiquiatría el resto de terapias antes mencionadas), y que
admitió la pertinencia de incorporar a los enfermos mentales
en ambientes sociales más integradores y menos aislantes como
un camino hacia su "normalización". Este fenómeno,
conocido como "desinstitucionalización" ha llevado
al cierre masivo de los antiguos manicomios en muchos países
occidentales desde la década de los setenta hasta la
actualidad, abogándose actualmente por Unidades Hospitalarias
de Procesos Agudos y reservando las estancias en Unidades de Crónicos
(o larga estancia) sólo aquellos casos de muy difícil
integración o sin un soporte social adecuado para la misma.











Primeras complicaciones en la
institucionalización



Fue así
como, mientras se los tenía por incurables, los enfermos
mentales tanto con cuadros neuropsiquiátricos cuanto sin
organicidad detectable (pacientes psicológicos, englobados
como neuróticos) siguieron sin ningún tratamiento y
sufriendo trato inhumano. Pero se los solía internar. Quedaban
en manos de los encargados de dichos asilos o prisiones, quienes en
forma despiadada solían castigarlos, llegando a matarlos por
el maltrato. Además les exigían trabajar, no
rehabilitatoria o educativamente sino para explotarlos en distintas
formas. También se los presentaba en circos o teatros,
cobrándose el espectáculo de exhibir su locura. Y si
lograban permanecer en el ámbito familiar se los encerraba por
vergüenza, hasta que la vejez o la parálisis
neutralizaban los riesgos atribuidos a la
enfermedad, quedando recién libres.



El enfermo neuropsiquiátrico, y
también el paciente mental en general, ha pasado por períodos
donde primero fue "enviado de Dios", luego "enviado
del Diablo". Se le ha maltratado, exhibido, explotado,
encarcelado; pero en general siempre se consideraba su enfermedad
vergonzante: humillante.



Los encerraban tras muros de hospicio.
Ahí por muchos años subsistió la represión
y el ocultamiento de ese "inservible", que a no pocos
producía escozor por el solo hecho de verlo. Quienes los
internaban los "tapaban" tras los muros. Tras haberlos
recluído, un dulce efecto amnésico sobrevenía a
los internantes: se sentían aliviados y protegidos habiéndose
sacado de encima la horrífica carga. Debemos decir que esa
actitud o "razonamiento" era normal en todos los niveles
sociales.



En el siglo XVIII apareció la
escuela francesa con Pinel, a quien llamaron "el libertador de
los locos". Modernizó métodos y tratamientos: el
movimiento que impulsó produjo una reforma hospitalaria con la
que prácticamente comenzó a ser fructífero el
contacto interpersonal entre médico y enfermo mental. Se llegó
así a observar que algunos reaccionaban tan pero tan bien que
resultaba tolerable enviarlos a la sociedad exterior. Su
"curabilidad", antes inconcebible, apareció en el
horizonte de posibilidades y empezó a exigir consideración.











Terapia
moral






Durante la mitad del siglo XVIII hubo
una aproximación psicosocial a los trastornos mentales llamada
Terapia Moral sus principios básicos comprendía tratar
a los pacientes internados en la forma mas natural posible en un
medio que motivara y fortaleciera la interacción social normal
lo que les proporcionaba muchas oportunidades de contacto social e
interpersonal apropiadas. Lamentablemente después
de la primera mitad del siglo XIX, el tratamiento decayó por
varios factores, pero el mas importante fue que en ese tiempo se tomo
la decisión de que las enfermedades mentales eran ocasionadas
por patologías cerebrales y por consecuencia eran incurables.



La cura y los factores contextuales
en la institucionalización



La reforma institucional y su
reconformación del campo neuropsiquiátrico progresó
en torno a una pregunta fundamental, siempre muy clara en cada
contexto histórico: ¿cómo factibilizar la cura
en cada etapa de desarrollo de los medios técnicos?



Mucho se ha avanzado hasta hoy, a
pesar que hace apenas unos años existía la idea de que
los hospitales psiquiátricos eran depósitos de enfermos
incurables y reducideros humanos. Se pensó en crear anexos
para enfermos mentales en los hospitales comunes por que sería
más barato para el Estado y por el mismo costo permitiría
aumentar el número de camas de internación, logrando la
desaparición de los hospicios-reducideros y asilos-depósito.
Pero aunque varió el sistema, los seres humanos aún no
variaron y la idea, impráctica desde el principio, con el
cambio social se manifestó del todo contraproducente.



Reformando la institucionalización



A los hospitales generales no se los
puede enviar. En ninguna Sala común se tolerarían
pacientes proclives, por ejemplo, todas las sillas deberían
ser lo suficientemente pesadas para evitar que adquieran gran
velocidad si las emplean como un juego. Ni la infraestructura
edilicia de los hospitales no psiquiátricos ni los demás
pacientes, ni el personal o los familiares que como acompañantes
asisten a esos hospitales, están preparados para sobrellevar,
junto a los enfermos psiquiátricamente sanos, siquiera un uno
o un dos por ciento de insanos reales.



Reconstruyendo
algunas reformas a la institucionalización



Al aumento de las variedades de
pacientes se suman los cuadros clásicos, tanto amables como
agresivos, solitarios o bien socializados pero con requerimientos
especiales. Por ejemplo, las previsiones especiales para
dementizados, piromaníacos, epilépticos, contagiosos...



Por todo ello la muy debatida noción,
de servicio de internación neuropsiquiátrica
"periférico integrado" en los hospitales generales,
en la práctica no prosperó y la unidad manicomial
especializada de capacidad policlínica sigue siendo
indispensable, sobre todo para los casos, tan frecuentes, que
demandan terapias combinadas. Son y siempre fueron mayoría los
agentes de salud mental sensibles al dolor ajeno cuya alta
creatividad se aplica en la escala inmediata, vale decir la del trato
interpersonal con el paciente concreto o los grupos pequeños,
porque en la escala institucional mayor la "creatividad"
suele responder al mercado, no al paciente. Llámesele como
quiera, el manicomio es elemento inevitable del paisaje social.



Pero el razonamiento que precede no
suele ser conocido del gran público. Ir a parar a un manicomio
sigue siendo visto como una despreciable indecencia. El mito de la
"genialidad" no lo logra creer ningún involucrado.
Es decir, sigue la vergüenza y la humillación.































































































































































El Manicomio General de La
Castañeda
fue instituido en el año de 1910 con la
doble función de hospital y asilo para la atención
psiquiátrica de enfermos mentales de ambos sexos, de
cualquier edad, nacionalidad y religión. Un objetivo
secundario fue proporcionar enseñanza médica mediante
la participación de las clínicas de psiquiatría
en sus pabellones.







¿Quiénes eran los
ciudadanos que llegaban a esa institución? Este moderno
hospital estuvo poblado de niños, delincuentes, ancianos,
alcohólicos, drogadictos y prostitutas. De acuerdo con el
Reglamento de 1913, los enfermos estuvieron distribuidos en las
siguientes secciones: el Pabellón de las Distinguidos recibió
a pensionistas de primera clase, sin distinción de
padecimientos; el Pabellón de Observación, era
destinado a indigentes y pensionistas de segunda y tercera clase, que
permanecían el tiempo necesario para su clasificación;
una sección especial se reservaba a los toxicómanos; el
Pabellón de Peligrosos albergó a los asilados
violentos, impulsivos o agitados, también resguardaba a los
presos cuya seguridad no podía garantizar.







Además existían los
pabellones de Epilépticos, de Imbéciles y de
Infecciosos; en esta última sala fueron canalizadas las
prostitutas. Tal parece que el manicomio de los años
revolucionarios de México albergó a los homosexuales,
enfermos venéreos y toso aquellos que postergaban la razón
en aras a las demandas de la pasión. (González,
1995:64-65)







Las autoridades definieron la locura
como una enfermedad que distorsionaba el funcionamiento de la mente,
quienes la padecían manifestaban incoherencia en el lenguaje y
desequilibrio humoral expresado en los desórdenes físicos
del cuerpo. Un caso es el de Sara Santos detenida en la calle de
Mesones, en 1910:







Mujer de 18 años de edad,
mexicana, detenida por vestir de rojo y medias acanaladas negras,
blusa de satín blanco, desgarrado por el frente, dando un
espectáculo inmoral pues se asomaban los pechos. (AHSS
Manicomio General Expedientes Clínicos, 1910:58-59)







Para distinguir la locura las
autoridades se distinguieron del funcionamiento mental y la forma de
expresarse de las pacientes, que resultaron ser de suma importancia
para a las autoridades porque si algo caracterizó a todos los
pacientes fue la ausencia de razón (Sacristán,1992:99-102).
Los médicos en su intento de discernir la locura, observaban,
ya no la mente de la acusada, sino su aspecto externo, como ocurrió
en el caso de Serafina de la Peña, prostituta de 25 años
de edad, acusada de escupir a dos agentes en la cara en el año
de 1919, quien murió de infección intestinal. La
paciente presentaba los siguientes síntomas: ojos caídos,
el color de pálido, falta de apetito y del dormir, carácter
violento y asocial; el diagnóstico, locura. (AHSS, Ibidem.,
51)







Los encargados de la salud mental
tenían, en principio, la intención de ayudar a aquella
mujeres que necesitaran comprensión, apoyo, y quizás,
asesoramiento.







Esta actitud, válida y humana
aunque paternalista, encontró escollos con demasiada
frecuencia.



Con frecuencia nos damos cuenta de que
a lo que podía hacerse a favor de una paciente se oponía
un poderoso sistema, el cual generaba precisamente los problemas que
trataba de solucionar (un sistema que engendraba enfermos mentales de
la misma manera en que los prisioneros engendraban la delincuencia y
el crimen.)







Hay hechos que no pueden ser
ignorados: el estigma y la discriminación que pesaban sobre
las que hubieran sido catalogadas como prostitutas y además
como enfermas mentales, la debilidad provocada por los fármacos
que se administraban, la falta de apoyo de la sociedad, el poco deseo
de buscar ayuda profesional, la controversia constante a propósito
de la efectividad del personal médico y administrativo, la
negación de los derechos y de los pacientes contribuyeron a
empeorar la salud de las pacientes







Debido a las pésimas
condiciones en que se encontraban las internas en La Castañeda,
el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz decidió, en 1967,
inaugurar granjas-hospitales ubicadas en las afueras de la ciudad, a
donde fueron trasladados los 5 000 habitantes del antiguo manicomio.

















































































































Marginación







La marginación consiste en la
separación efectiva de una persona, una comunidad, o un sector
de la sociedad, respecto al trato social; el proceso puede mostrar
diferentes grados y mecanismos, desde la indiferencia hasta la
represión y reclusión geográfica, y con
frecuencia trae aparejada la desconexión territorial. Su
carácter definitorio, sin embargo, no es el aspecto
geográfico, sino el aislamiento social.











La discriminación marginal es
un fenómeno vinculado con la estructura social, y está
asociado con rezagos que se originan en patrones históricos y
el desarrollo de un territorio determinado. Sus efectos implican unas
repercusiones de tipo cultural, social, educacional, laboral, y
económicas, entre otros. La pobreza puede ser un estado de la
marginación y viceversa, aunque el hecho de que exista una, no
necesariamente implica que exista la otra







Entendemos por exclusión o
marginación social el proceso por el que una sociedad rechaza
a unos determinados individuos, desde la simple indiferencia hasta la
represión y reclusión.







También se da el caso de
quienes, por no concordar con los valores y normas de una determinada
sociedad, se automarginan.







Característica común a
todos los grados y tipos de marginación es la privación
o dificultad para la normal satisfacción de las necesidades
secundarias.







Este fenómeno se puede producir
ya sea por seguir los ideales de la comunidad o bien cuando la
sociedad responde a los intereses de un grupo minoritario poderoso.







La principal causa de la marginación
mundial es el neoliberalismo, cuyos efectos se ven agravados por la
globalización económica. No todos los lugares ni todas
las personas están incluidas directamente en ella. En el caso
de los que sí han logrado integrarse, no lo han hecho todos en
igual grado. Algunos indicadores clave para medir la integración
de la economía de cualquier nación son las
exportaciones y las importaciones en términos del porcentaje
del PIB, los flujos de inversión extranjera directa y de
inversión en los mercados financieros, así como los
flujos de pagos por regalías asociadas a la transferencia de
tecnología.



La mayoría de la población
y la mayoría de los territorios están excluidos,
desconectados, ya sea como productores o como consumidores, o como
ambos. La flexibilidad de esta economía global permite que el
sistema en general conecte todo lo que sea valioso de acuerdo con los
valores e intereses dominantes, en tanto que se desconecta todo lo
que no sea valioso, o que haya llegado a devaluarse. Esta capacidad
simultánea para incluir y excluir a las personas, los
territorios y las actividades caracteriza a la nueva economía
mundial tal como está constituida.



El Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) muestra que, mientras la integración
global está avanzando a gran velocidad y con alcance
asombroso, la mayoría del mundo no participa de sus
beneficios. Las nuevas reglas de la globalización, y los
actores que las escriben, se centran en la integración de los
mercados globales, descuidando las necesidades de las personas que
los mercados no pueden resolver. El proceso concentra aún más
el poder y margina a los pobres.



Los problemas de pobreza, marginación
y dislocación social están ligados no a una falta de
creación de riqueza en la economía global sino a una
distribución altamente despareja de ésta y a la falta
de reglas internacionales para lograr una distribución más
justa de los ingresos y la riqueza.



Es así como es cada vez más
evidente la diferencia entre los países desarrollados y los
subdesarrollados o en vías de desarrollo. El sistema actual,
en lugar de fomentar la igualdad entre las diversas naciones,
profundiza el abismo existente entre las grandes potencias y el resto
del mundo. De esta manera, los ricos son cada vez más ricos
mientras que los pobres tienen cada vez menos posibilidades de
mejorar su situación. Como expresaron Irma Roy y Eduardo
Valdés, ex-diputados peronistas electos para la Legislatura de
la Ciudad de Buenos Aires, en el artículo titulado "El
trabajo, rehén del mercado":



"Su mecanismo [el del sistema]
conduce a una agravación y no hacia una atenuación en
la disparidad de los niveles de vida: los pueblos ricos gozan de un
rápido crecimiento en tanto los pobres sólo logran un
lento desarrollo."



El caso más claro de este tipo
de marginación que se da entre países es el del
continente africano, que no sólo sufre una exclusión
del comercio internacional y un recorte en la ayuda que se le brinda,
sino que además no posee la capacidad como para salir adelante
por sus propios medios. Carece de recursos humanos, infraestructura,
espíritu empresarial, capital y tecnología. La causa
primordial del débil estado en el que se encuentra África
es el colonialismo, proceso del que aún quedan notorias
secuelas. Actualmente, no es ni siquiera considerada un negocio para
las potencias sino que es directamente ignorada, vista como un caso
perdido. Otras causas son la incompetencia de los gobernantes y la
actitud de los nativos frente a la realidad que atraviesan. El
evidente retraso de este continente respecto del resto del planeta
repercute en la población creando un pesimismo que sacude a
todo el territorio.







Marginación social







Por marginación entendemos el
estado en el que un individuo o grupo social no es considerado parte,
o lo es pero como parte externa, de una determinada sociedad.







Podemos distinguir diferentes tipos de
marginación social:



La marginación por
indiferencia incluye a los ancianos, minusválidos, subnormales
(dementes) e inválidos. Lo que sucede es que no es la sociedad
la que los rechaza sino que es el mercado el que los margina por ser
improductivos e incapaces de aportar su fuerza de trabajo.



La marginación por
represión de conducta, la cual abarca a prostitutas,
drogadictos, alcohólicos y delincuentes y la marginación
de reclusión por falta de recursos, formada por vagabundos y
mendigos. En estos casos, la sociedad los margina debido a que
presentan una actitud desviada, incompatible con los ideales morales
de la comunidad.



La automarginación,
encarnada por los hippies de los años 60, revolucionarios e
intelectuales, quienes no comparten las ideas imperantes en su
entorno y buscan la manera de satisfacer sus necesidades sin
involucrarse en el circuito productivo-mercantil.



La exclusión social, sea debida
a cualquiera de sus posibles orígenes, produce siempre en
quienes la padecen una pérdida o una lesión del
disfrute de los derechos fundamentales que como personas les
corresponden. La exclusión marca la frontera entre quienes
gozan en plenitud de sus derechos y quienes se ven privados de una
parte de ellos, con menoscabo de sus capacidades de desarrollo como
personas, agravio de su dignidad y, con frecuencia, peligro de su
propia vida. Vuelve a la gente incapaz de insertarse o reinsertarse
en el circuito económico; esta imposibilidad de reinserción
lleva a un proceso de "descalificación social" y a
la pérdida de una "ciudadanía activa".



Es claro que toda exclusión es
una injusticia. No hay exclusión que pueda proceder del
ejercicio de la justicia, cuando lo que produce es el daño de
la persona, su destrucción física, psicológica o
moral.







Pobreza











En la carencia que sufre una
persona/hogar por la falta de bienes y servicios considerados
indispensables para cubrir las necesidades vitales: vivienda y todo
lo que comporta el alojamiento, vestimenta, alimentación,
protección sanitaria, formación (escolar, profesional,
universitaria), etc.



En el grado de incapacidad para
participar en todos los aspectos de la vida (social, cultural,
cívica, profesional), así como en la imposibilidad de
comunicarse.



En los años 80, los conceptos y
las medidas de la pobreza adquieren una nueva entidad, debido a la
magnitud que ésta llega a tener en el nuevo régimen de
acumulación. A la pobreza estructural que ya estaba presente
en el mundo (originada por una mala distribución de la
riqueza) se le agregan los ‘nuevos pobres’, producto de
los ajustes y de la desarticulación generalizada de las nuevas
economías. Éstos incluyen a los sectores de clase
media, jubilados, docentes, trabajadores fabriles, que ven cómo
sus condiciones de vida elementales se van deteriorando
significativamente.



Con la desaparición de la clase
media, el abismo entre pobres y ricos se profundiza y quien se
encuentra entre los mejor pagados quiere tener cada vez menos en
común con los estratos inferiores. La cohesión social
está desapareciendo, ahora lo que se propone es la vuelta de
las élites. La nueva norma es el encapsulamiento de los ricos.
Por ejemplo, en Brasil y Japón se construyen barrios cerrados
bien custodiados a manera de ghettos para separar a los más
ricos de la realidad social de su propio país. En lugar de ser
los criminales los que están entre rejas, ahora son los ricos.



Es imprescindible mencionar que la
pobreza tiene serios efectos sobre las personas. La impotencia que
sienten ante la imposibilidad de modificar su situación se
traduce en menosprecio propio, menosprecio del país, depresión
anímica y social, violencia y quebrantamiento de la ley.
Además, provoca el resentimiento hacia los que tienen,
refuerza el racismo y mata la sensibilidad humana.























Hambruna







El hambre es la manifestación
más extrema de una situación social y de condiciones de
vida que empeoran y hacen estragos entre los sectores populares. Es
también el resultado del modelo económico netamente
neoconservador implementado alrededor del mundo. El hambre existe no
por falta de alimentos (no existe una relación estrecha entre
producción global de alimentos y hambre) sino porque
importantes estratos de la población no pueden acceder o no
tienen la capacidad de adquirir los alimentos necesarios. Esto tiene
que ver en gran parte con la desocupación presente y con el
modelo económico en el que vivimos, el cual tiende a marginar
a vastos sectores de la comunidad de los frutos del progreso técnico,
por basarse en un régimen de acumulación.



La situación actual es
alarmante. Algunas estadísticas que ilustran el estado del
mundo globalizado son:



1,000 millones de seres humanos
están mal alimentados y padecen enfermedades.



100 mil personas agonizan
diariamente de hambre en el mundo.



Cada 2 segundos muere un niño
por falta de alimentos.



"... una quinta parte de
la población del mundo en desarrollo se acuesta todos los días
con hambre, una cuarta parte no tiene acceso ni tan siquiera a una
necesidad tan básica como el agua potable, y una tercera se
halla en situación de pobreza abyecta -viviendo una existencia
humana tal que faltan las palabras para describirla." (Informe
sobre Desarrollo Humano 1994, p.2)



A escala mundial, la quinta
parte más rica de la población mundial consume el 45%
de toda la carne y el pescado, y la quinta parte más pobre, el
5%.



El hambre seguirá existiendo en
la medida en que el sistema económico siga siendo excluyente,
marginando a sectores de la comunidad.



Es previsible que el rumbo actual no
se puede mantener mucho tiempo. La ciega adaptación al mercado
mundial lleva a las sociedades a la disgregación, dado que los
mercados y las multinacionales no saben qué respuesta dar a la
fuerza destructiva que emana de la radicalización de una
minoría creciente de desplazados y personas marginadas.











La marginación en los campos
de estudio







Las ciencias sociales son la principal
disciplina que se encarga del estudio de la marginación. Tanto
la pobreza como la marginación son fenómenos
multidimensionales cuyo análisis y medición es una
tarea compleja, debido a los diferentes marcos analíticos y
criterios utilizados para su estudio. No existe una sola forma ni
acuerdo en cuanto a la metodología y el tipo de indicadores
que deban utilizarse para medir su dimensión. Algunos estudios
se enfocan más en los aspectos económicos de la
marginación, mientras que otros dan más importancia a
los aspectos sociales; por lo tanto, tampoco existe una manera única
de combinar la información o generar indicadores para obtener
una medición del grado de marginación.







Marginación en enfermos
mentales







El 38% de los enfermos mentales se
siente discriminado por su familia







El 38% de las personas que padecen una
enfermedad mental grave o crónica se siente discriminado por
su propia familia, según el estudio "El estigma y la
enfermedad mental", elaborado por un equipo de la Facultad de
Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.







Además, el 44% de los enfermos
se siente discriminado en el ámbito laboral y el 43%, entre
sus amigos.







El 13% de la población
considera que las personas que padecen una enfermedad mental es
peligrosa



Marginados del mundo laboral







El 24% de los enfermos consultados no
sale de su casa y el 18% no tiene ni un amigo







El estudio señal que el 28% de
la población dijo que, si fuera empresario, ni siquiera
concedería una entrevista de trabajo a un persona con esta
enfermedad.







Por su parte, entre los mismos
pacientes consultados, solo un 5% tiene un empleo regular y un 64% ya
no busca trabajo, anticipando el rechazo que suele sobrevenir por
parte de empleadores.







Además de la marginación
en el mundo laboral, los pacientes sienten el rechazo en su vida
cotidiana al punto que un 24% dijo no salir de su casa, el 18%
aseguró no tener ni un solo amigo y solo el 14% tiene una
pareja estable.