VIOLENCIA
CONCEPTO
La violencia puede definirse como
la respuesta corporal ante la imposición deseada de un daño
físico a otra persona o personas (Glasser, 1998).
La violencia y la agresión
parecen ser sinónimos, pero se distingue de la agresión
en que esta última cumple una importante y prehistórica
función biológica en la adquisición y defensa
del territorio.
Filósofos y psiquiatras
distinguen entre una:
Agresión benigna:
es una reacción espontanea y breve para protegernos del
peligro que nos acecha.
Agresión maligna:
implica el deseo de dañar a los demás por un placer
puramente sadista, esta también puede ser llamada violencia.
La violencia es una conducta
agresiva que tiene como intención causar daño físico
o psicológico.
Agresión sin violencia –
existe
Violencia sin agresión –
no existe
EPIDEMIOLOGÍA
Las conductas violentas son, de
manera alarmante, cada vez más comunes en nuestra sociedad y
se consideran en la actualidad un problema de salud pública.
Según las estadísticas del INEGI, esta causa de muerte
sigue siendo la segunda en adultos jóvenes (de 15 a29 años)
con 12.4% en el 2005, ocupando el segundo lugar después del
muy general apartado que engloba todas las defunciones por
“accidentes”, el cual abarca 31.1%.
Cerca del 10% del PBI en América
Latina y el Caribe se destina a gastos derivados de situaciones
violentas.
. La tasa regional es de 20
homicidios por 100.000 habitantes.
. El Banco Mundial y la OMS
estiman que los actos de violencia contribuyen en un 15% a la carga
mundial de enfermedad, sin olvidar que no existen indicadores
adecuados para medir su impacto total.
ETIOLOGÍA
Existen muchas teorías que
tratan de dar cuenta de la causa o la etiología de la
violencia.
La agresividad es un rasgo
biológico del ser humano y constituye una herramienta al
servicio de la supervivencia de la especie, que sin esta
característica no hubiera podido evolucionar ni perpetuarse
como tal.
Cerebro emocional:
El sistema límbico,
también conocido como el cerebro emocional, incluye un gran
número de estructuras conocidas como:
Hipotálamo:
se localiza en el extremo superior del tallo cerebral. A su vez se
conforma por una sección interna conectada con n sistema que
nos tranquiliza, y una externa que esta ligada a la excitación
cerebral. Puede ayudar a crear emociones básicas como la ira
y el terror, además de estados positivos que van desde el
placer moderado hasta el éxtasis, el hipotálamo
influye sobre diversas emociones como el miedo, el disgusto y el
placer
Hipocampo:
es otra estructura de complemento a la amígdala y lo hace
ayudando a que el cerebro se enfoque en los estímulos
sensoriales y en la generación de emociones, ligado este a la
memoria, a las imágenes y al aprendizaje, se encarga de
conectar los recuerdos y las emociones con el fin de influir en la
amígdala y el hipotálamo y, de este modo, participa en
la regulación de emociones positivas y negativas.
Amígdala:
esta localizada en la parte medial del lóbulo temporal. Se
encarga de evaluar lo que sucede en el mundo exterior y de
atribuirle un significado emocional a los estímulos
medioambientales. Una vez que la amígdala procesa las
emociones de este tipo, dirige al cerebro a que actúe para
poder sobrevivir.
Tálamo:
estructura neuronal que se origina en el diencéfalo (división
del prosencéfalo en el embrión). Los estímulos
dirigidos a la corteza cerebral son filtrados en el tálamo,
quien decide si siguen o terminan su camino, calificándolos
de triviales.
Corteza
anterior del cíngulo (CAC): se encuentra localizada cerca
de la corteza prefrontal, además de estar involucrada en la
solución de problemas, participa en el autocontrol emocional,
la solución de conflictos y el reconocimiento de errores.
Cerebro racional:
La
mayoría de las investigaciones sobre agresión y
violencia se han enfocado en las partes anteriores del cerebro que
incluyen los lóbulos temporales y frontales.
En
estos estudios se ha descubierto el importante papel que juega una
subdivisión de los lóbulos conocida como las áreas
prefrontales y situadas en la región más al frente de
ellos. Esta zona esta involucrada en la capacidad de abstracción
y la inteligencia, la planeación la inhibición de
conductas inapropiadas y la regulación de emociones.
La
corteza prefrontal se divide en corteza medial, dorsolateral y
orbitofrontal; se ha comprobado que alteraciones en esta última
producen conducta antisocial y violenta. La corteza prefrontal es el
área o centro de nuestra autoconciencia, y su desarrollo ha
permitido que la humanidad crezca.
Además
la corteza prefrontal esta conectada a cuatro áreas
principales:
La
corteza premotora
La
corteza de asociación posterior
el
cerebelo
ganglios
basales
Estas cuatro áreas
cerebrales están encargadas del control motor y de nuestros
movimientos. También la corteza prefrontal esta conectada con
nuestro cerebro emocional y gracias a estas conexiones, los lóbulos
frontales dirigen y guían nuestros pensamientos y nuestra
conducta y nos permiten lograr objetivos específicos. El daño
o disfunción en estas áreas ocasionan alteraciones del
comportamiento y deficiencias en lo relacionado con el control de
nuestro “cerebro emocional”.
Se ha comprobado que el sistema
límbico puede desencadenar una reacción de furia, de
afecto e incluso de hambre.
Violencia psicológica
El maltrato psicológico
se suele manifestar como un largo proceso en donde la víctima
no aprecia cómo el agresor vulnera sus derechos, cómo
le falta al respeto, la humilla y la víctima va
progresivamente perdiendo autoestima y seguridad en sí misma.
En el caso de parejas hay
una etapa de atracción o enamoramiento en la que la víctima
no se da cuenta de ciertas señales que no pasarán
desapercibidas para otros. Desde un control de la imagen, un sentido
de posesión exagerado o ciertas señales que conviene
hacer patentes para que la víctima no se vaya sumergiendo en
una situación de caos e indefensión.
Casi todos reconocemos
los insultos, las continuas comparaciones para descalificarnos, el
tono de voz duro y desagradable, un volumen alto con el ejemplo
clásico de los chillidos y gritos, la mirada fija, la risa
sarcástica y sabemos distinguir una cara de asco cuando nos
hablan. Estos signos a los que restamos importancia van provocando en
nosotros malestar interno y profundo.
Hay una relación
muy estrecha entre lo psicológico y lo social.
Factores sociales
Hay varios factores
sociales que influyen para que se produzca este tipo de conducta:
padres
con una actitud crítica y negativa hacia el niño
padres
que proporcionen poca supervisión y permitan al niño
como forma de obtener poder
padres
que utilizan tácticas de poder como el castigo, la amenaza y
las explosiones violentas con el fin de lograr lo que desean. Con
el castigo físico el niño aprende que la violencia es
la forma mas aceptable de resolver problemas, en otras palabras, os
niños agresivos serán adultos agresivos.
Agresión
conyugal se relaciona con haber sido testigo de las agresiones
mutuas de los padres
Ingresos
bajos, la perdida de trabajo son factores de riesgo de violencia.
Vivir
en guetos de barriadas o entre delincuentes aumenta también
el riesgo.
El
abuso de alcohol aumenta el riesgo de violencia
El
consumo de estimulantes psicoactivos (cocaína, fenciclidina,
anfetaminas, etc.) aumenta el riesgo de violencia.
Factores culturales
Los factores culturales
también pueden aumentar el riesgo de presentar actitudes
violentas, como:
Discriminación
Machismo
Racismo
Diferencias
de género
La violencia cultural se
refiere a los aspectos de la cultura que aportan una legitimidad a la
utilización de instrumentos de violencia.
Otros factores que pueden
influir son:
Trastornos
genéticos: alteraciones en un gen llamado THP, que impide
el procesamiento de la serotonina que obstaculiza el control de
impulsos agresivos.
Trastornos
fetales: el síndrome fetal alcohólico (donde la
madre ingiere grandes cantidades de alcohol durante el embarazo)
padecen dañar centros neurológicos donde se procesa el
control de impulsos violentos.
Daños
fisiológicos: golpes y traumas que dañan el lóbulo
frontal del cerebro parecen favorecer la presencia de conductas
violentas al disminuir la actividad neurológica en esa zona
reduciendo el autocontrol.
Trastornos
hormonales: la sobreproducción de testosterona parece
inducir conductas potencialmente homicidas.
Trastornos
mentales: la presencia de enfermedades como esquizofrenia y la
psicosis son puertas abiertas al desarrollo de acciones agresivas.
Los agresores se
caracterizan por:
Una situación
social negativa, siendo incluso rechazados por una parte importante
de sus compañeros, pero están menos aislados que las
víctimas, y tienen algunos amigos, que les siguen en su
conducta violenta.
Una acentuada tendencia
a la violencia, a dominar a los demás, al abuso de su fuerza
(suelen ser físicamente más fuertes que los demás).
Son bastante impulsivos, con escasas habilidades sociales, baja
tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas,
relaciones negativas con los adultos y bajo rendimiento; problemas
que se incrementan con la edad.
Su capacidad de
autocrítica suele ser nula; en relación a lo cual cabe
considerar el hecho observado en varias investigaciones, al intentar
evaluar la autoestima de los agresores, y encontrarla media o
incluso alta.
Entre los principales
antecedentes familiares de los escolares que se convierten en
agresores típicos suelen destacarse: la ausencia de una
relación afectiva cálida y segura por parte de los
padres, y especialmente por parte de la madre, que manifiesta
actitudes negativas y/o escasa disponibilidad para atender al niño;
y fuertes dificultades para enseñarle a respetar límites,
combinando la permisividad ante conductas antisociales con el
frecuente empleo de métodos coercitivos autoritarios,
utilizando en muchos casos el castigo físico.
La situación de
agresor es mucho más frecuente entre los chicos que entre las
chicas, y suele mantenerse muy estable, o incrementarse a lo largo
del tiempo; especialmente en la pre-adolescencia.
DIAGNOSTICO
El paciente violento.
Una vez que se establecen
sospechas de que individuo presenta características
psicopatológicas asociadas a su modo de ser, de comportarse,
expresar sus sentimientos, etc., lo primero que hay que resolver la
omnipresencia de tales características. Para ello es
necesario:
Indagar la amplitud o
extensión de tales comportamientos y sentimientos, esto es,
se abarcan muchos como pocos aspectos de la vida cotidiana en
individuo.
Averiguar si estas
características anormales son deberá medir
independientes a las situaciones, contextos, circunstancias,
experiencias, etcétera., quieran ido atravesando el devenir
vital de las personas, o si por el contrario son más bien
respuestas momentáneas a problemas y circunstancias muy
específicas.
Intente ubicar sus
rasgos anormales en un continuo quería desde “muy a
menudo” hasta “sólo a veces”.
La evaluación y el
diagnóstico de estos trastornos es una tarea muy compleja, que
requiere considerar múltiples aspectos de la vida del
individuo, y no solamente los problemas y/o quejas específicas
que motiva la consulta con el especialista.
Evaluación:
una de las situaciones más conflictivas con la que se puede
encontrar un médico de atención primaria es el
paciente violento.
La mayoría de las
conductas violentas que existen en la sociedad actual no son debidas
a enfermedades mentales, y quienes las realizan no pueden ser
consideradas como enfermos.
Se puede clasificar
paciente violento en cuatro categorías:
Aquellos que tienen un
trastorno psiquiátrico diagnosticable.
Aquellos que tienen un
trastorno neurológico u orgánico que provoca una
conducta violenta.
Aquéllos
experimentan impulsos violentos, que no son deseados y solicitados
ayuda para contenerlos.
Los que presentan
intoxicación o un síndrome de abstinencia debidos a
alguna substancia psicoactiva.
Entrevista: si
el paciente es mínimamente abordable, éste sea de
intentar controlar la situación en una entrevista en aquel
médico debe caracterizarse por:
Mostrar interés:
no humillar paciente o hacerle sentirse rechazado.
Desarrollar cierta
relación personal antes de formular preguntas específicas
sobre la violencia.
Aseguran paciente que se
va intentar todo lo posible para ayudarle a controlar sus impulsos
violentos.
En el caso de pacientes
paranoicos, entrevistarlos como si uno mismo y el paciente
estuvieran experimentando conjuntamente el problema.
Valoración
neuropsicológica: examina la integridad del
funcionamiento cerebral a través del rendimiento de las
personas frente a tests objetivos y estandarizados.
La sociedad de
psiquiatría ha identificado diversos trastornos de la
personalidad asociados con la violencia, se clasifican en tres
subtipos (o grupos) e incluyen los siguientes:
Cluster
A (personalidad
extraña/excéntrica):
Tipo
paranoide: es un patrón de desconfianza y suspicacia que
hace que se interprete maliciosamente las intenciones de los demás.
Tipo
esquizoide: corresponde a un patrón de desconexión
de las relaciones sociales y de restricción de la expresión
emocional.
Tipo
ezquizotípico: implica un patrón de malestar
intenso e las relaciones personales, distorsiones cognoscitivas o
perceptivas, y excentricidades del comportamiento.
Cluster B
(personalidad dramática/errática):
Tipo
antisocial: es un patrón de desprecio y violación
de los derechos de los demás.
Tipo
histriónico: constituye un patrón de emotividad
excesiva y demanda de atención.
Tipo
narcisista: es un patrón de grandiosidad, necesidad de
admiración y falta de empatía.
Tipo
litiforme: las personas ven a los demás en blanco y
negro, frecuentemente colocan a una persona en un pedestal y después
lo consideran lo peor de los seres humanos. En este trastorno
también esta sujetos a explosiones de agresión y
periodos transitivos de paranoia o psicosis. Las
personas que tienen personalidad limítrofe a menudo creen que
los cuidados que recibieron durante la infancia fueron insuficientes
y, por consiguiente, buscan incesantemente más atención
de los demás en su etapa adulta. Esto lo pueden lograr
manipulando a los demás, lo cual a menudo los deja
sintiéndose vacíos, enojados y abandonados, sensación
que puede llevarlos a un comportamiento desesperado e impulsivo.
Cluster C
(personalidad ansiosa/inhibida):
Trastorno
de la personalidad por evitación: un patrón de
inhibición social, sentimientos de incompetencia e
hipersensibilidad a la evaluación negativa.
Trastorno
de la personalidad por dependencia: que corresponde a un patrón
de comportamiento sumiso y “pegajoso” relacionado con
una excesiva necesidad de ser cuidadoso.
Trastorno
obsesivo-compulsivo de la personalidad: caracterizado por una
preocupación constante por el orden, el perfeccionismo y el
control.
TRATAMIENTO
Intervenciones
terapéuticas
La mayor parte de las
personas violentas o acuden por si mismas al psiquiatra para recibir
tratamiento. Las intervenciones que los psiquiatras efectúan a
las personas violentas tienen su origen en las evaluaciones que hacen
en urgencias o en actos forenses.
La psicoterapia dinámica
tiene escasa utilidad en las personas violentas o muy impulsivas.
Puede tener cierta efectividad en las personas con capacidad de
remordimiento y con malos tratos físicos que no hayan
amenazado la vida de sus victimas.
Por lo que respecta a los
pacientes violentos que aun son tributarios de la psicoterapia
verbal, ha demostrado ser mejores los métodos
cognitivos-conductuales.
Estos tratamientos bajos
suelen realizarse en grupos, especialmente en los pacientes presos.
En el régimen
ambulatorio, existen grupos para cónyuges que pegan a sus
parejas, aunque solo son útiles si existe motivación,
perseverancia y remordimiento por parte de la pareja violenta.
Dado que la gran mayoría
de las personas violentas abusan de alcohol o de otras sustancias, a
menudo para animarse frente al acto que van a cometer, es importante
que se afilien a un programa de dos etapas (p.e. alcohólicos
anónimos, drogadictos anónimos, etc.), ya que de otro
modo otras intervenciones terapéuticas esta destinadas al
fracaso.
Sea cual sea la
intervención que se efectúe, la principal tarea a
llevar a cabo para ayudar al paciente violento es interrumpir el
hábito de la violencia a través de una expansión
de su intervalo de opciones de conducta hasta entonces extremadamente
estrecho.
Intervenciones
psicofarmacológicas
Siempre cuando los
pacientes afectados de trastornos de la personalidad quieran tomar
fármacos, existen actualmente medidas farmacológicas
que son muy útiles para el control de muchas formas de
conducta violenta.
Uno de los primeros
agentes de efectividad general demostrada en los pacientes violentos
ha sido el litio.
PREVENCIÓN
El doctor Youngerman-cole
propone las siguientes opciones para prevenir la violencia:
En
ves de recurrir a la violencia, busque otras formas de resolver
conflictos.
Enseñe
a sus hijos que la violencia no es la forma para solucionar
conflictos.}
Proporcione
disciplina con amor y consistencia.
Cuando
necesite corregirlos no los golpee ni los amenace.
Si
necesita ayuda para disciplinarlos busque orientación con un
psicólogo.
Limite
la exposición de sus hijos a la televisión, películas
y videojuegos violentos.
No
guarde armas en su casa, sobre todo si usted vive con personas que
han amenazado con suicidarse, que suelen comportarse violetamente o
que tienen problemas con las drogas y el alcohol.
Si
es necesario que tenga un arma, nunca la guarde cargada y trate de
que las balas estén en un lugar alejado y seguro.
Este
pendiente de las señales de advertencia, como las borracheras
o las amenazas.
Si
no tiene forma de saber cuando ocurrirá la violencia, tenga
un “plan de escape” que pueda usar en una emergencia.
No
acepte la violencia. Si usted o un miembro de su familia acaba de
ser victima de malos trato físicos, este consciente de que el
abuso y la agresión son un crimen.
Busque
ayuda si le preocupa el comportamiento violento de un familiar,
amistad o compañero de trabajo o si usted miso tiene un
problema de ese tipo.
Si
sospecha que un niño esta muy descuidado o es victima de un
abuso o de malos tratos, o si l niño le dice que esta en esta
situación busque ayuda en grupos de apoyo.
TRANSCULTURACIÓN
El etnógrafo
cubano Fernando Ortiz fue el primero que acuño el término
transculturación en 1940.
Ortiz explica el uso de
su neologismo como sigue:
Soy de la opinión
de que la palabra transculturación expresa mejor las
diferentes fases del proceso de transición de una cultura a
otra, porque este no consiste solamente en la adquisición de
otra cultura (aculturación), pero el proceso también
implica la pérdida o el desarraigo de una cultura anterior
(desculturación). Además, lleva la idea de la
consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales
(neoclturacion).
La transculturación
refleja la tendencia natural de las personas para resolver los
conflictos a través del tiempo, en lugar de exacerbar de
ellos.
En sentido general, la
transculturación se refiere a la guerra, los conflictos
étnicos, el racismo, el multiculturismo, el matrimonio
interracial y cualquier otro de una serie de contextos que se refiere
a más de una cultura.
La transculturación
es un hecho o proceso mediante el cual los rasgos propios de una
cultura son asumidos por otra y en muchos casos inconscientemente
asumidos como propios.
Cultura
La cultura se define como
un conjunto de normas o patrones de comportamiento, significados,
estilos de vida y valores que comparten y utilizan los miembros de
un grupo humano determinado. Incluye variables como relaciones
sociales, idioma, religión, principios éticos,
tradiciones, tecnología, normas legales e incluso teorías
financieras.
Con frecuencia se
analizan dos nociones que se enfrentan a la definición de
cultura:
La
Raza: es un término que agrupa fundamentalmente a los
individuos sobre la base de unas características fisionómicas
(p.e. altura, color de piel, rasgos faciales, etc.).
La
etnia: supone la diferenciación, distinción e
identificación de los grupos a partir de un origen histórico
y/o geográfico común; refleja la sensación de
pertenencia. Autoimagen y vida intrapsíquica y forma la base
de la identidad a través de su influencia sobre el desarrollo
de la personalidad.
Las perspectivas clínicas
sobre los trastornos de la personalidad pueden variar de unos países
o regiones del mundo a otros.
ETIOLOGÍA
Los trastornos de la
personalidad se caracterizan por patrones maladaptativos,
persistentes, relacionados con diversos mecanismos sociales,
psicológicos, neurocognitivos y genéticos.
La cultura tiene una
función etiopatogénica en intima interacción con
los factores biológicos e influye en las estructuras
cognoscitivas-perceptuales, la regulación de la impulsividad,
la agresividad y la estabilidad afectiva, que son áreas que,
cuando están alteradas o desorganizadas, dan lugar a las
manifestaciones comportamentales y emocionales de los trastornos de
la personalidad.
Diversas situaciones y
fuentes patogénicas basadas en la cultura durante todo el
ciclo de desarrollo contribuyen a la articulación global de
los trastornos de la personalidad:
Practicas
de la crianza de los hijos: las experiencias infantiles siguen
actuando en fases posteriores de la vida tanto a nivel biológico
como psicológico. Las prácticas de crianza de los
hijos están dictadas sólidamente por normas culturales
transmitidas de generación en generación.
Experiencias
de base familiar: el maltrato físico y sexual infantil en el
seno de la familia y las relaciones negativas con los padres los
cuidadores ( y posteriormente con la pareja o cónyuge) son
episodios bien conocidos de los antecedentes personales de los
pacientes con trastorno limite de la personalidad (TLP) y otras
categorías de los clusters B y C. en las culturas en las que
se reverencia la familia y las jerarquías interfamiliares
están bien establecidas, el riesgo del grupo de padecer
trastornos de la personalidad del tipo cluster C es mayor. La
familia y n medio cultural también pueden contribuir a la
aparición de los trastornos de la personalidad,
Religión:
se centra en la ambivalencia del deseo y el impulso de sus posibles
seguidores, influyendo directamente de esta manera en 3 aspectos
diferentes del proceso de construcción de la identidad:
experiencias colectivas y simbólicas, simbiosis madre-hijo y
la corporeidad y sensualidad aun << no civilizadas>>de
un niño. Las personalidades que se han desarrollado bajo las
rígidas reglas católicas, p.e. ponía el énfasis
en la culpa y la vergüenza como respuesta a los pecados
percibidos, pueden mostrar características que predisponen a
estas personas a padecer estos trastornos.las experiencias
religiosas, además de los procesos de persuasión
política y reclutamiento se han denominado <<
mecanismos de lavados de cerebros>> y pueden muy bien haber
actuado en la patogenia de los trastornos de la personalidad en
diferentes periodos históricos
Influencias
sociales: la influencia divisora de los cambios socio culturales
rápidos (es decir, la disminución de la potencia de
instituciones en otro tipo reparativas) que ya no compensan las
diferencias tempranas del desarrollo e intrafamiliares. Miembros de
culturas individualistas muestran mayores tendencias a la
automatización que los de cultura colectivistas. Los
trastornos de personalidad son mas frecuentes en entornos urbanos
que en entornos rurales, lo que probablemente refleja los efectos de
una tensión mas acusada en la vida diaria de las vidas
urbanas.
Episodios
vitales: los pacientes con u trastorno de la personalidad han
experimentado episodios verbales (episodios culturales) mas
frecuentes e intensos, como incesto, como acoso sexual, violencia
domestica, intento de suicidio y abuso del alcohol, tranquilizantes
y otras sustancias, que la población general.
Factores
económicos: el énfasis en el materialismo, los logros
marxistas y la competitividad pueden dar lugar a la quiebra de los
valores en la mayoría de las culturas asociadas al
contentamiento o paz interior. Por el contrario, las estructura
socioeconómicas feudales y coloniales, residuales en las
denominadas sociedades en desarrollo, y el caos que crea en la
discriminación contra los valores indígenas y el vacio
post-colonial, presentan u obstáculo inmenso al desarrollo de
las personalidades individuales autónomas y de relaciones
sociales eficaces.
DIAGNOSTICO
La influencia en el
entorno social y cultural en el proceso diagnostico psiquiátrico
es innegable
Es pertinente recordar
que el concepto enfermedad, la ciencia de la epidemiologia y el
perfeccionamiento del método científico, el énfasis
en el empirismo y la aceptación o el rechazo de las hipótesis,
se originaron en la cultura occidental; la mayor parte de los
aspectos de la exploración del estado mental y de la
asignación de etiquetas diagnosticas, el diagnostico y la
clasificación de las personalidades, los temperamentos y los
trastornos de la personalidad son todos ellos conceptos occidentales.
Además, la variación continua de las normas culturales
puede dar lugar a la << normalización >> de
trastornos de la personalidad descritos previamente.
Algunos autores postulan
que todas las categorías de los trastornos de la personalidad
pueden ser la consecuencia de un intento erróneo de
medicalizar algunos estilos comportamentales, y que es un artefacto
de abordaje occidental reduccionista. De manera ideal, un terapeuta
con información cultural evitara los riesgos duales de
establecer estereotipos y de trivializar el comportamiento humano y
será capaz de distinguir entre los estilos de personalidad y
los trastornos de la personalidad.
Los dos sistemas de
clasificación y diagnostico mas influyente de esta época,
son el DSM-IV-TR y CIE-10, tienen una relevancia cultural mayor que
cualquiera de sus predecesores. En la utilización sistemática
de la formulación cultural incluida en el DSM-IV-TR que
permite la descripción de la identidad cultural del paciente,
su modelo de comprensión y explicación de los síntomas,
la naturaleza y el funcionamiento del entorno psicosocial y la
relación con el terapeuta o el agente profesional. La
utilización de la formulación cultural no solo
permitirá prevenir las etiquetas erróneas, si no que la
mayoría de los casos hará posible una caracterización
contextual mas adecuada de los síntomas y comportamiento de
los pacientes que tienen trastorno de la personalidad.
EVALUACION DIAGOSTICA
CLINICO-CULTURAL
El terapeuta y el
paciente tienen concepciones previas sobre las causas, las
interacciones terapéuticas y el resultado final de la
enfermedad en estudio.
El terapeuta competente,
sensible a los aspectos culturales intentara utilizar un lenguaje
sencillo y accesible compatible con el fondo cultural, la
sofisticación psicológica y las necesidades emocionales
del paciente. En esta conexión el terapeuta habría bien
de familiarizarse con su forma en la que el paciente se relaciona con
sus familiares y los demás.
El terapeuta debe mirar
atentamente al paciente e intercambiar palabras y frases con el
intérprete de una manera amistosa, pero al mismo tiempo muy
profesional. A su vez, el intérprete debe intentar aclarar el
propósito y el sentido de la pregunta, pero debe evitar
deliberadamente introducir sus propias percepciones en el proceso. El
terapeuta también debe de prestar atención al
componente afectivo de la postura clínica del paciente.
En este contexto y en
otros aspectos de proceso diagnostico, un abordaje fundamental para
el terapeuta es no poner en duda ni refutar las creencias culturales
que se entre ven durante la entrevista. El terapeuta debe recordar
que estas afirmaciones reflejan creencias y valores que el paciente
puede estar o no acostumbrado a compartir y que le pueden exponer a
dudas, criticas o interpretaciones erróneas.
La parte mas importante
de esta fase de la evaluación para el terapeuta es intentar
encontrar equivalentes culturales de los síntomas o síndromes
del paciente mostrando también un deseo de responder
preguntas, independientemente de lo simplificadas, tópicas o
inadecuadas que puedan padecer.
TRATAMIENTO
Al igual que en otras
enfermedades psicopatológicas, el tratamiento de los
trastornos de la personalidad desde una perspectiva cultural incluyen
una utilización tanto:
Psicoterapia:
el reconocimiento de un contexto cultural dual en el centro
psicoterapéutico es esencial para el éxito de la
intervención. La contextualización también se
aplica en el contexto en el que tiene lugar la experiencia
terapéutica: se puede conseguir un mejor ajuste social
administrando el tratamiento dentro del hábitat social
natural del paciente. Gaw enumero los factores culturales que todo
psicoterapeuta o asesor debe tener en cuenta para tener éxito;
incluye procesos ligados a la cultura en la transferencia y en la
contratransferencia, y aspectos micro y macro sociales.
Etnopsicofarmacología:
un nuevo campo en la psicofarmacología es el abordaje de las
singularidades culturales y biológicas de los grupos étnicos
de la población blanca. Desde la década de 1980 muchos
estudios han descrito diferencias no solo las respuestas clínicas
y en la presencia o ausencia de efectos adversos graves o leves, si
no también en distinciones especificas de patrones
metabólicos y en la base genética de estos procesos.
Lamentablemente, hay escases de los estudios de las intervenciones
etnopsicofarmacológicas en los trastornos en los pacientes
con trastorno de la personalidad. Diferentes grupos étnicos
que posiblemente posean distintas dotaciones genéticas pueden
metabolizar los medicamentos de varias maneras y puede mostrar
variaciones en relación con el momento de la respuesta
inicial. Se deben tener en consideración otros factores que
contribuyen al metabolismo de los fármacos entre los que se
encuentran comportamientos determinados culturalmente como la dieta,
el consumo de tabaco y de café alcohol, sustancias de
herboristería y otros agentes.